Las sociedades precapitalistas y la violencia en la historia
- pablosviajsk
- 13 ene 2021
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Actualizado: 17 ene 2021
La famosa esencia humana no es más que la forma concreta que adopta el conjunto de su interdependencia general en tanto conjunto de relaciones sociales. No es más que su ser social. La universalidad humana es un producto necesario de la unidad de las formas de reproducción de la vida y su posibilidad de integración debido a la esencia común que comparten al tener que organizarse para reproducir su existencia por medio del trabajo social. De aquí que una interdependencia más estrecha, personal y directa necesariamente reproduce seres sociales más limitados en tanto se oponen al metabolismo total al que todos los seres humanos pertenecen por compartir esta misma esencia. Sin embargo estos tipos humanos guardan en su presentación una pequeña trampa, una inversión ideológica para aquel que los analiza sin una concepción racional: Mientras más estrechos son en su sentido universal más "autosuficientes", "completos" y "plenos" aparecen debido precisamente a su limitada socialización. Este orden de tipos humanos son aquellos a los cuales las mentalidades románticas suelen ver como el modelo de hombre libre. Ahí tienen al cazador de la selva, al gaucho, al campesino... A todos estos seres amputados de universalidad, totalmente limitados y estrechos en su esencia humana; seres pequeños que parecen reflejar, como en un espejo deformado, al hombre en su verdadera esencia "libre" cuando en realidad lo reflejan en su forma histórica más grotesca y esclavizada a la naturaleza. Al supuesto hombre en "libertad" sin las ataduras de la vida en sociedades modernas que parece hacer lo que quiere porque no rinde cuentas a nadie. Esta inversión ideológica es totalmente reaccionaria y su romantización de la estrechez del ser social es algo propio de imbéciles. Debe ser fuertemente combatida en el pensamiento de izquierda. El anticapitalismo es reaccionario. No es sinónimo de socialismo y nunca lo será.
Las sociedades precapitalistas existen en una situación de competencia casi universal que las obliga a adoptar formas concretas cuya necesidad es negar esta esencia común. La generalidad de este tipo de sociedades basadas en el trabajo directamente social bajo fuerzas productivas elementales parte de la incapacidad de expresar cualquier potencia universal contenida en su esencia común como parte de la especificidad humana. Esta determinación sólo puede presentar su existencia concreta a partir de un estado fragmentario entre formaciones diversas. Ese estado necesariamente solo puede resolverse en general por medio de la competencia directa entre éstas. Y este antagonismo, a su vez, se resuelve generalmente mediante la forma de guerra. De allí que todos los desarrollos más importantes de la antigüedad se centren en la organización y movilización del trabajo específicamente militar de ataque y defensa.
Para comprender esto en toda su dimensión hay que tener en cuenta que el proceso material de reproducción de la vida no es la "economía" pensada en el sentido fragmentario burgués como si se tratara de una 'esfera' de la vida. Es también poner el cuerpo y entrenar para evitar una invasión o para invadir en el marco de la competencia general que vivían los espacios de producción directa fragmentados en el contexto de las sociedades precapitalistas. Cuando Engels analiza a los antiguos germanos y el patriarcado, por ejemplo, se olvida del detalle de que las diferentes tribus estaban permanentemente en guerra entre ellas y que cualquier forma de organizar el trabajo que no sea capaz de generar miedo a que otros la invadan por tener una especialización militar que sea capaz de ponerle el cuerpo y competir con otros de forma descarnada, significaba que otra tribu germánica la conquiste y venda a su población como esclavos a los romanos o a los escitas. Pensar que en las sociedades precapitalistas el proceso material de la vida se reducía a tener trigo en el granero y asegurarse un hijo para que lo "herede" (?) es una vulgaridad. Es necesario pensar que, en estas sociedades, "económicas" son también las relaciones que hacen posible la estabilidad para poder planificar la cosecha en un escenario de competencia física con otras formaciones similares pero alejadas y en competencia. El trabajo militar era necesariamente trabajo de reproducción social. El más importante de hecho porque era el que daba la condición general de posibilidad de la organización de la producción misma de excedente.
En resumen, es una realidad elemental que la humanidad es una porque su metabolismo social es uno. Asimismo es elemental que ésta unidad, a lo largo de la historia, fue expresándose en una multiplicidad de formas sociales en competencia y aparentemente externas entre sí. Como toda relación que no es controlada y planificada su forma de resolución sólo pudo y puede realizarse por medio de la competencia (guerra, conquista, violencia). La posición que niega este hecho elemental y elige pararse desde la moral de los "vencidos" cubre sus ojos ante el hecho de que esos "vencidos" sólo podrían haberse reafirmado a sí mismos convirtiéndose en vencedores en algún momento de este movimiento del metabolismo universal. No entiende que, en el marco concreto de la competencia histórica, para obtener algo que se busca necesariamente se debe uno convertir en aquello que te obliga a luchar para tener eso que se quiere. Falla en ver, por ejemplo, que si los indígenas hubiesen logrado convertirse en naciones "independientes" como reivindica la izquierda indigenista eso sólo podría haberse logrado mediante la transformación de estas sociedades en una unidad que pudiese hacerle frente a los Estados que competían contra ellas para reafirmar violentamente esa independencia. Hubiesen tenido que convertirse ellos mismos en un Estado de las mismas características que los odiados Estados genocidas que los indigenistas aman odiar, y se anularían inmediatamente las características románticas del buen salvaje que tanto fetichizan aquellos que acusan de "eurocéntrico" a cualquiera. Esos que adoran pararse en la superioridad moral del derrotado que no debe demostrar nada a la historia porque no logró nada. Una posición infantil y fácil que se logra a costa de congelar todas las determinaciones históricas reales y su desarrollo necesario.





Muy linda interpretacion.. te lleva mucho a la reflexion y a un autoanalisis de uno mismo. Eso genero en mi.