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Sobre el Estado obrero, las ideas “proletarias” y el esencialismo obrero en el marxismo

  • pablosviajsk
  • 26 mar 2022
  • 4 Min. de lectura


La "categoría" (en realidad no es más que una noción) de Estado Obrero no es más que una forma encubierta de hablar de un Estado que orienta su accionar hacia una mayor concentración y planificación económica apoyado en la ampliación de la solidaridad obrera. Decir que es "obrero" no remite realmente a nada de importancia, ya que la clase obrera no tiene una ideología predeterminada fija y no necesariamente tiende al socialismo. No es más que un espontaneísmo escatológico muy poco refinado. Básicamente "Estado Obrero" no es más que un mal eufemismo para referirse a un estado al cual se considera Socialista. Ponerle el término de "obrero" alimenta una suerte de esencialismo lineal así como el espontaneísmo respecto a la clase obrera. Sin mencionar que además abre la puerta a toda clase de hipótesis ad hoc caprichosas sobre "desviaciones" del "verdadero rumbo" de la revolución y a todo ese sovietismo bobo que acompaña a esos análisis.

Porque ¿qué es lo que define concretamente que algo sea una "dictadura de clase" (obrera) en específico? ¿Simplemente que haya obreros dirigiendo el Estado independientemente del contenido de la política que se ejecuta? Siempre que se dé vueltas sobre la idea de Estado Obrero lo único que lo termina definiendo como tal es básicamente una política concreta (socialismo), ya que de otra forma caemos en la definición de Altamira (debate sobre la revolución cubana con Kane) que ve al mismo simplemente como la consecuencia de una forma de tomar decisiones ("democracia obrera"). Algo que presupone una concepción sovietista/espontaneísta de la clase obrera. En definitiva si realmente se cree que el fundamento "obrero" del Estado Obrero está en la mera "participación" de los organismos de clase y no en el programa deberían sincerarse y rechazar la represión a Kronstadt como corolario.

En otro orden del problema del esencialismo, podemos ver el problema atribuido a la existencia de ideas “burguesas” o “proletarias”. Puede entenderse que alguien como Marx, que empezó a desarrollar una concepción metódica para comprender de dónde brotan las formas de consciencia para superar el subjetivismo, haya remitido en ocasiones a la supuesta existencia de ideas “pequeño burguesas” u “obreras” como realidades. Pero más de 200 años después, en lugar de avanzar y estudiar la forma concreta de consciencia del obrero en su realidad, seguir suponiendo arbitrariamente que su forma de existencia consiste de una forma pura que puede ser "contaminada" desde afuera, es caer en un error grave. Las formas no son simples cáscaras vacías. La forma es la manera unilateral de manifestación de un contenido. Las diferentes formas de consciencia son una manera en que se manifiesta de modo concreto el ser social como contenido. Ellas son la manera de reflexión del ser social en tanto éste despliega su actividad vital.

En el capitalismo, por ejemplo, la forma concreta de organizar el metabolismo social de esta manera determina que la libertad como forma de consciencia sea la forma concreta que adopta la alienación y no su negación. Pero esta forma de conciencia no es mero fantasma, es un fetiche real. El hombre es libre materialmente porque precisamente está escindido, alienado. La consciencia del obrero es una forma de manifestación de su actividad vital totalmente sostenida en sus propias determinaciones materiales. No es una falsa consciencia en el sentido de que viene la clase dominante y le imprime "sus" ideas desde un "afuera". Una clase que "oprime" desde un afuera a una consciencia que no se expresa en toda su libertad inmediata. Esa visión de que el proletariado tendría una consciencia espontánea pero desde afuera la clase dominante no permite que se desarrolle es de un mecanicismo/espontaneísmo vulgar.

Ser obrero no es más que verse colocado en la situación de ser el patrón de la reproducción de la propia fuerza de trabajo. Buscar ser el patrón de otras no es una lógica que sea ajena a la naturaleza misma de ser obrero. La clase obrera no es portadora de ningún atributo propio en oposición al burgués por fuera de aquellos que brotan de la especificidad de las necesidades respecto a la mercancía que tiene la obligación de vender.

La diferencia entre ambas personificaciones del capital reside en que, mientras la necesidad de aumentar el comando de trabajo ajeno es condición de venta exitosa para el burgués, la intervención directa en las formas en que toma forma la unidad del proceso productivo es condición de venta exitosa para el proletario. Mientras que el límite de uno es que puede centralizar fragmentos de la totalidad del capital en la búsqueda de su interés de acumulación individual, el otro tiene como límite y potencia la centralización de la unidad misma del proceso de acumulación como un todo en la búsqueda particular de su interés como vendedor. Para vender su mercancía específica el obrero debe actuar sobre condiciones generales de reproducción (salarios por convenio, vivienda, educación, etc.) que por su naturaleza involucran a la personificación general de la unidad del proceso productivo: el Estado. Son portadores de la universalidad por la vía del corporativismo. La burguesía también tiene cierta necesidad de intervención sobre aspectos de la reproducción general en diferentes etapas de su desarrollo, pero los límites están marcados por la forma fragmentada de la acumulación (intereses corporativos que no logran proyectarse más allá de temas puntuales). Podríamos pensar que la heterogeneidad actual de los atributos productivos de la clase obrera introduce este fenómeno propio de las características de la burguesía dentro de la clase. Sería una línea interesante para pensar los cambios actuales en la política socialista.

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