top of page

Sobre el Catastrofismo

  • pablosviajsk
  • 13 ene 2021
  • 4 Min. de lectura


La idea del catastrofismo juega constantemente con una cierta polisemia del término basada en su total falta de rigurosidad conceptual para definir sus premisas. Sucede que si tomamos de forma general la única tesis explícita del "catastrofismo": Que el capitalismo no es un régimen eterno y va a ser superado mediante la lucha de clases. Tenemos que ese principio no es más que una perogrullada para el 100% de cualquiera de las fuerzas de izquierda del planeta. Es un principio que, en el mejor de los casos, no discute con nadie y en el peor es una tautología: "el capitalismo va a ser superado cuando la lucha de clases sea capaz de superarlo".

Es por esto que reivindicarse "catastrofista" es una etiqueta vacía que sólo puede regodearse en su falta de contenido positivo o en una tautología. Pero obviamente este no es el sentido que manejan los catastrofistas. Este principio explícito no es más que un taparrabos consciente que busca contrabandear una concepción determinada de táctica y análisis histórico-político.

Si aceptamos la tesis catastrofista de forma táctica necesariamente nos encontramos proponiendo la caída más o menos inminente del régimen social (y no simplemente que en algún momento histórico se va a caer). En este sentido la frase que se repite siempre sobre la "imposibilidad de pilotear la tendencia al colapso" equivale a negar prácticamente la realidad de cualquier forma de estabilidad dentro del capitalismo. Es encerrarse dentro de la unilateralidad más obtusa.

Es lógico que mientras más pasa el tiempo ésta idea de inmediatez del colapso vaya tornándose cada vez más endeble como un pronóstico táctico. De allí que esta forma vulgar y literal de pensar las conclusiones del programa de transición obliga permanentemente a nuestros "catastrofistas" a deshistorizar todo planteo y análisis del capitalismo, paradójicamente cuando su intención sería utilizarla como fundamento para los análisis del capitalismo actual. Y así es como se envían ellos mismos al limbo de la repetición permanente, esperando la "inminente" caída década tras década. Para lograr esta deshistorización permanente del capitalismo en los análisis se recurre todo el tiempo a una frase de cabecera que sirve a ese propósito: "Agudización de la crisis mundial". Usada de forma casi cotidiana hace ya seis décadas, la misma funciona como un Zeitgeist omnipresente que congela toda la historia profana en una constante "agudización" indiferenciada y amorfa hasta la llegada del apocalipsis. Tanto es utilizada esta frase en todos los análisis que cualquier lector habitual que no lo lea con el espíritu escatológico de los iniciados termina perdiendo toda referencia tangible frente a otro estado posible de la realidad que pueda servir de contraste. Una crisis bursátil, un conflicto fronterizo, un estallido callejero, etc... todo es puesto en un "cuadro de conjunto" o "tendencias de conjunto" que no son más que una bolsa conceptual atrapa-todo para mantener artificialmente, y sin ningún fundamento riguroso, la idea de que es fácticamente imposible una estabilidad secular de las relaciones capitalistas. Una tesis totalmente atrevida para la cual lamentablemente no se presenta ninguna evidencia más que datos sueltos que sólo pueden leerse en ese sentido caprichoso si se acepta de entrada la premisa que deberían probar. Esta escuela del razonamiento circular termina en su punto de mayor autoconsciencia simplemente negando la necesidad misma de datos para caracterizar la realidad. El mayor exponente de esta autoconsciencia fue Pablo Rieznik, quien en los debates se jactaba de ignorar datos sobre lo que discutía. Es por todo esto que la famosa "agudización de la crisis mundial" que tanto usan los "catastrofistas" no es más que un significante vacío para deshistorizar al capital y acomodarlo a su escatología apocalíptica justificada en un razonamiento que exige dar por sentadas a priori las premisas que debería probar. Un significante paradójicamente nacido del intento por situar al capitalismo como un régimen que no es eterno, pero que lamentablemente se vuelve sobre sí mismo en su unilateralidad para mantener a sus creyentes en un presente permanente.

Generalmente se tiende a esconder el fracaso de los análisis catastrofistas de la revolución inminente detrás del concepto de "potencias". La revolución, es decir la DESTRUCCIÓN TOTAL de un aparato del Estado y su REEMPLAZO por otro aparato coherente sería algo que se presenta siempre y en todo momento como "potencial". El problema con estos análisis es que olvidan el hecho de que sostener que algo sea una potencialidad significa que eso está inscripto en lo real porque posee un fundamento. Pero también significa que analizarlo en concreto requiere tener en cuenta un ORDEN DE NECESIDAD. La potencialidad de que el océano atlántico hierva espontáneamente posee un fundamento dentro de las leyes de la termodinámica. Pero sería idiota dejar de ir a la playa por miedo a que eso pase. El análisis abstracto de las "potencialidades" es un error de pre escolar en política.

El trotskismo toma como principio la lucha contra el espontaneísmo, pero básicamente en todos sus análisis se imagina la revolución como una "masa" amorfa tomando el poder sin la menor preparación y a partir de sí misma en un espiral de reclamos y desilusión con el gobierno. Este tipo de análisis reduce a la vanguardia a un mero catalizador. A una cáscara que orienta a la masa. Muchos no lo saben porque esto se volvió el sentido común de la izquierda, pero esta siempre fue la posición del anarquismo obrero clásico que planteaba la tarea de los militantes como personas que "acompañaban" el proceso y "aconsejaban" una acción refleja de las masas hacia la revolución. Este tipo de deformaciones son la forma ideológica necesaria que adopta la práctica de la intrascendencia política que ha reducido la actividad partidaria a "ir y apoyar con los compañeros" tal o cual reclamo fragmentario que explota aquí y allá. Llevar plata a un fondo de huelga o poner el cuerpo en algún desalojo.

La izquierda tiene que ser categórica, dejar de teorizar su propia impotencia como si fuese una prescripción y decir algo elemental: en la actualidad, en donde los estados se han consolidado en la mayoría del mundo, el orden de necesidad de que una masa amorfa que no haya pasado por un largo proceso de construcción de una herramienta de masas con autoridad política, aparato y programa de acción tome el poder destruyendo el aparato del Estado por medio de un desarrollo espontáneo de sus "reclamos" es de una magnitud ínfima. Apostar a eso es anarquismo. No existió ninguna revolución en la historia que haya destruido a un estado consolidado e instaurado uno nuevo desde la mera aglomeración de reclamos ("la experiencia de las masas" sueltas).

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2021 por Sviajsk. Creada con Wix.com

bottom of page