Sobre el reformismo

Uno de los problemas más elementales en la acción política es partir de presupuestos falsos frente a la intervención en los movimientos reformistas. Hacer política no es una competencia platonista. No se trata de asegurarle a la gente que uno es el "verdadero" reformista libre de contradicciones. Por ese camino se termina diciendo que el "verdadero" programa de "liberación nacional" lo tiene la izquierda y no el peronismo (como sucede en la izquierda). El problema para construir una perspectiva propia es justamente la tributación a determinadas nociones ideológicas (inversiones) como ideas políticas motoras. El problema está en querer hablarle a "la mujer" como si fuese un sujeto político cuyo desarrollo es incompatible con el desarrollo del capital o buscar ser más nacionalista consecuente que el movimiento nacionalista. Esto no es más que reforzar ese movimiento por "izquierda". Una política mil veces fracasada que se sigue repitiendo.En definitiva basar la intervención política en intentar vender la utopía peronista o feminista "libre de contradicciones" a los trabajadores lo único que hace es reforzarla. Militar las utopías reformistas únicamente tiene como fin ganar migajas de militantes platónicos (los famosos "luchadores consecuentes") a costa de reforzar la hegemonía política de las mismas por carecer de una idea propia que ofrecerles a los trabajadores. Un negocio que le sirve a los caciques de pequeños aparatos para mantenerse carroñando las sobras platónicas del reformismo (el tipo humano básico que compone los aparatos de izquierda) Pero nada al socialismo. Buscarle "contradicciones" al feminismo es una tarea política tan reaccionaria como buscarle "contradicciones" al peronismo. Se parte de reforzar la suposición de que serían algo más de lo que efectivamente son. Que su realidad mundana es una especie de "traición" permanentemente actualizada de algo que todavía no se realizó. Aún sin quererlo lo único que hacen es actualizar permanentemente su hegemonía política.