Sobre las "consignas revolucionarias"
- pablosviajsk
- 13 ene 2021
- 2 Min. de lectura
Generalmente se razona que una consigna tiene potencial revolucionario porque su realización "choca" con el Estado, y de este antagonismo nace necesariamente cierta propensión a la acción disruptiva. Este razonamiento ignora que ese choque no es algo exótico capaz de producir efectos únicos, sino que es justamente el mecanismo mismo de la política en todas sus manifestaciones. Lo que logra es terminar reduciendo lo revolucionario con la acción de hacer política. Es reformismo radicalizado. Es garantizar en "las calles" una puesta en escena tranquila de "lucha" para enmarcar algún debate parlamentario. Se viene hablando al menos desde hace 80 años de que el capitalismo es terminal para justificar este delirio de que cualquier consigna tiene "potencial" revolucionario. Creo que es una obviedad para cualquier humano que piense un poco el tema que en los últimos 80 años existieron y existen posibilidades de reformas. Reformas que necesariamente han sido la expresión de los cambios en los procesos de trabajo que acompañan al desarrollo de las fuerzas productivas. Por su puesto que algunas de esas reformas han empeorado la existencia de fracciones del proletariado y otras la han mejorado en el marco de una cada vez mayor fragmentación de los atributos productivos. Verde es el árbol de la vida y gris el de la teoría.
En el caso de las reformas en Argentina, si partimos de que el contenido de la acumulación de capital en este espacio parece ser el de reciclar capital chatarra y consolidar mano de obra sobrante ¿Eso transforma a la lucha por reformas progresivas que chocan contra la resistencia del Estado en revolucionarias automáticamente? Claramente no. Básicamente porque no hay ningún indicio incuestionable que nos lleve a asegurar que la clase obrera argentina tenga como fundamento la potencialidad de centralización del capital. No es una necesidad que eso sea así. De hecho puede sostenerse un sistema cada vez más pauperizado donde la población sobrante consolidada se estabilice y se reproduzca en esas condiciones degradadas. La revolución no es un acto mecánico que emerge de una situación de pauperización. Y proponer reformas que choquen con el Estado no va a resolver este problema automáticamente. Que una reforma "choque" con alguna tendencia del capital no alcanza para convertirla en consigna revolucionaria. Si fuese así bastaría para ser revolucionario el exigir cualquier cosa imposible. Que choque o no choque no es la clave para pensar una consigna determinada sino su utilidad para involucrar a distintos sectores del proletariado, orientarlos en luchas con perspectivas fundamentadas en la realidad y construir autoridad política con su realización en vistas de hacer crecer la influencia política del partido en esas fracciones. La pereza de tirar consignas abstractas de "control obrero" de forma ritual es un sinsentido que debe ser atacado por cualquier persona razonable.
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